Santiago Chaverri es un celador que trabaja en el Hospital Bidasoa desde hace 25 años. Santi es buena gente; bueno… tiene sus defectos: es del Madrid. El último boletín interno del hospital publicaba sus vivencias en estos años (no tienen desperdicio):
“Las cosas que pasan” contadas por Santi:
Si el río nunca es el mismo río dos veces, el Hospital tampoco. Y es que 25 años son 9125 días.
Hoy día a todo el mundo se le pondría cara de marciano si le dijeran que tendría que fichar. Pero hubo unos años en que había una maquinita para tal efecto en la puerta principal.
Eran tiempos en los que la primera gran telenovela llamada Cristal, se adueñó en las tardes de verano de todas y cada una de las habitaciones del Hospital. Con las puertas abiertas, se escuchaba perfectamente por los pasillos las historias de amor de Jeanette Rodriguez que nos hacían llorar.
La prueba de que los tiempos han cambiado la da Internet. Hasta ahora la página de descargas gratuitas más famosa era “Serie Yonkis”. Antes los Yonkis venían en serie. Tipos muy desagradables que nos visitaban y nos traían de cabeza. Se tranquilizaban cuando veían la policía nacional. Ahora casi no hay “yonkis” ni policía nacional.
Por no haber, hoy en día casi no hay ni sitio para la oración. Ni cura. Las reformas han ido disminuyendo el tamaño de la capilla hasta convertirse en lo que es actualmente. Cuando estaba Don José venían los vecinos de la zona para celebrar la eucaristía los sábados por la tarde a las seis. Actualmente se sigue celebrando en el mismo día y hora pero con menos clientela.
Otra prueba del tiempo es el cambio de nombre del Hospital. Ahora tenemos nombre de empresa del Ibex 35. Aunque por mucho que se insista seguimos siendo para una amplia mayoría de la población “La Comarcal”, y eso imprime carácter y marca al personal.
Si los interioristas definen la personalidad de una estancia por su originalidad entre otras cualidades, ahí vamos para premio de bienal del diseño. El ganador hubiera sido el ventanuco de cristal para pasar a los enfermos al pasillo limpio del quirófano desde la zona de espera-camas. Una prueba para los chicos del circo del sol. Quien no lo conoció ni se imagina de lo que hablo. Un delirio.
Como delirio es que una de las pacientes más sucias que recuerdo se dedicara a robar jabón.
Que un paciente me quisiera montar un piso. Así como suena.
Que una profesora de música, sin demencia, quisiera llevarme al altar 10 segundos después de conocerme.
Que una señora, con demencia, se encaprichara de mis partes hasta que aflojó la mano.
Que acompañando a una mujer de mediana edad al servicio y una vez dentro, me empujó contra la pared gritándome que le hiciera mía, mientras se abría la camisa con las manos. Olía mucho a anís.
Que en el tránsito entre la cama y la butaca, subida en una grúa, una señora me contaba algunos de los chistes más verdes que he oído. Mientras tanto se iba aliviando.
En fin situaciones variopintas.
Como variopintas eran las maniobras que tenían que hacer los chóferes de los autobuses cuando tenían la parada en la puerta principal del Hospital.
Variopintos eran también los ingresos en la unidad de 22 camas, ahora 4ª unidad, cuando estaban las cunas giratorias para recién nacidos y el ingreso era de una mujer de 80 años.
Y además:
Somos un Hospital que no vende el “HOLA”.
Tenemos una zona verde para pasear por la que no se pasea.
Tenemos una cafetería sin barra. Un maitre que sirve la salsa con espumadera y una fuente al lado de la máquina del agua.
Un tanatorio al lado de la lencería.
No cobramos por la televisión en las habitaciones.
Estamos rodeados por un campo de golf, un club de hípica, una ikastola, una zona de huerta, una pista de Trial-Sin y un parque para perros, el único de Euskadi.
Siendo el Hospital comarcal atendemos a la gente de otra provincia e incluso de otro país.
Está claro que no somos un Hospital cualquiera.
Por cierto si por género la medicina es femenina, ahora más que nunca. Si el porcentaje de mujeres en la enfermería era, y es, abrumador, ahora en las nuevas promociones de médicos la proporción es aún mayor. Incluso la OSI Bidasoa está gobernada exclusivamente por mujeres. No, no pasa nada. No voy a reivindicar la paridad. No seré yo.
Y así que pasen otros 25 años……Pero no. Porque ya nada será lo mismo. Empezando por mí, que ya tendré 74 años y seré un más que potencial usuario de cualquiera de las instalaciones del Hospital. Espero no convertirme en ese que dice: ” pues yo cuando trabajaba aquí….”
Porque, ¿Dónde estamos nosotros, sino en nuestros recuerdos?
Un saludo a todo el mundo
Santiago Chaverri